La Escuela Salmantina

Existe cierta  controversia sobre  la zonificación geográfica de la manifestación del bordado popular, entre los diferentes estudiosos que han escrito y estudiado sobre ello, si es Escuela Salmantina, que se daba en toda la provincia pero que  en el S. XIX y XX solo ha pervivido en la Sierra de Francia, tesis que defienden etnógrafos de la altura de Carlos Piñel, Rosa Maria Lorenzo, Maria Angeles Mena o  Antonio Cea en contraposición con la íntima creencia de Lorenzo Sanchez Iglesias o Jose Luis Puerto de que este tipo de bordado es propio de La Sierra de Francia salmantina a la que no puedo por menos que sumarme.

 

Sabemos que la producción del lino en la Sierra de Francia fue de tal dimensión que pudo permitir el arrierismo con este material, no es así en otras comarcas salmantinas, donde el frío, Sierra de Béjar, o la falta de aguas hicieron imposible su cultivo en grandes cantidades. Tiene toda la lógica pensar que con la abundancia del cultivo los telares de lienzo tuvieran mayor producción en La Sierra de Francia y que el buen lienzo, como decían en Candelario, venía de la sierra (de Francia) como el buen paño de lana de la sierra (de Béjar).

 

Siguiendo  esta lógica que tiene que ver con la economía de medios de las comarcas rurales tampoco es de extrañar que fuera en la sierra de Francia, donde más rollos de lino guardaban sus arcas, sus mujeres los decoraran con esmero y laboriosidad más que en otras comarcas.

 

Evidentemente hoy serranas y serranos lo consideran suyo, y cuando la Diputación de Salamanca desde los años 90 del siglo pasado viene realizando cursos por toda la geografía salmantina lo denomina “bordado serrano “.

 

Sin lugar a dudas las artes populares en salamanca tienen una gran vistosidad y profusión. El arte pastoril salmantino, que comparte algunos motivos con los motivos del bordado es buena prueba de ello.

 

Con respecto a las labores de aguja la mujer salmantina a elaborado bordados, deshilados y encajes. El bordado salmantino es de los pocos bordados populares que tienen una personalidad propia: los elementos decorativos, su distribución, la técnica empleada, los materiales, confirman dicha singularidad. Recibe también esta escuela la denominación de BORDADO SERRANO pues en la actualidad pervive en lugares de la sierra de Francia.

 

Las características más destacadas son siguiendo a Maria Angeles Mena :

  • Cierto estaticismo o aletargamiento formal.
  • Limitación de sus temas.
  • Macizamiento por sus procedimientos técnicos.
  • Minuciosidad y perfeccionismo en los puntos empleados y su combinación.
  • Sobriedad por el colorido de tonos fuertes.
  • Utilización de tintas planas y bicromías de armonía contrastada.
  • La división de la superficie total que ha de ser bordada en cuadros donde se inscribe la decoración ordenada de forma invariable en los bordados más antiguos.

 

Este bordado tiene dos vertientes, el popular y el erudito para decorar la indumentaria del traje de fiesta en que se empleaban materiales nobles y no se hace a “hilos contados “ pues se suele bordar sobre paño de lana.

 

Buscando unos orígenes a la singularidad de sus motivos, elementos florales y zoomorfos exóticos se rastrea una clara tradición oriental y que parece que no vino a nuestra geografía con los musulmanes y en la edad media, sino que, como en el caso de la orfebrería salmantina, está ya presente muchos siglos antes. Tesis esta que pone de acuerdo a todos los expertos mencionados anteriormente.

 

Y esto se confirma en el paralelismo de estos motivos con decoraciones casi idénticas de la cerámica ibérica encontrada en Azaila (fechada entre el siglo VI y el I a. C.) : palomas y pajaritas, peces, los cánidos así como flores y hojas acorazonadas motivos de origen mediterráneo que encontramos con notable similitud en decoraciones egipcias y púnicas. Todo ello pudo transmitirse mediante Tartessos y la antigua vía de la Plata que cruzaba la parte occidental de la península de sur a norte. Y es en esta cerámica donde se encuentra también un rasgo distintivo de muchos de los animales del bordado popular salmantino que tienen en su interior unas veces corazones y otras, otros animales, donde en la cerámica de Azaila encontramos vanos.

 

 

Decoración de una vasija de Azaila, cerámica Ibera donde observamos vanos en las aves y animales afrontados al árbol de la vida u “hom”

 

 

Detalle decoración Ibera. León empenechado con corazón en el cuerpo. Colección particular de Carmen Luis. Mogarraz

 

 

Pájaras con flor en el cuerpo. Colección particular de Magdalena Maillo (Mogarraz)

 

 

 

MATERIALES

 

El bordado Popular serrano se realizaba sobre auténtico lienzo casero tejido en telares de la propia zona siendo de lino puro la trama y la urdimbre y así se mantuvo desde el S.XI al XVII. Posteriormente se empezó a mezclar en la trama hilos de algodón o lana.

 

La hebra empleada es para los bordados más antiguos de lana o estambre fina. Posteriormente se utilizó mucho la hebra de seda. Lanas y sedas se emplean en los últimos siglos de manera conjunta, pero mientras las primeras se dedican para bordar en negro las sedas se emplean en los bordados policromos.

 

El algodón ha hecho su aparición en los últimos tiempos y en siglo XX ya se encontraba el algodón moliné, más barato y apagado que las sedas, pero mucho mejor para la limpieza de las prendas y paños. También se ha encontrado en alguna camisa galana masculina en color curdo, lo que confirma que son ejemplares posteriores.